Como no dedicarle unas letras dentro de este espacio al equipo que aliento desde tiempos inmemoriales, pues la verdad que no me acuerdo desde que momento soy hincha de la UC. Existe si un momento bien grabado en mi memoria y fue cuando la gloriosa Universidad Católica salio campeón el año 84 y yo me encontraba en el estadio junto a mi padre, con tan solo 4 años de vida. Y aquí estoy yo, escribiendo 20 años después sobre aquel momento.
Pero este post no tiene el sentido de revivir tiempos del ayer, ni menos ponerme nostálgico y recordar aquellos tiempos de cachureo y pipiripao. Ahora me dedicare a hablar del trascendental encuentro que mañana tiene Católica por la copa sudamericana.
En el partido de ida con los gringos se logro un valioso empate, si bien no se jugo de lo mejor, se aprovecho a ver que los gringachos no son muy buenos, que tienen una defensa bastante permeable y que aparte de ser buenos para correr, están muy lejos de ser buenos para la pelota. Con esto podemos deducir, que el mundial del 94 no pesco mucho entre estos wns (pero eso es cuento aparte).
Lo importante es que la UC no se debe confiar en el resultado obtenido en la tierra del dólar, y en la medida de lo posible, salir a buscar el partido desde que comience a rodar la caprichosa. Si bien no puedo ir al estadio a alentar a la UC, estaré dándole mi apoyo desde algún antro Viña Marino, junto a una chela y los amigos de siempre, que los cuartos de final están a 90 minutos.
Y como dice la canción; “desde que era pendejo lloraba por vos y me preguntaba porque razón, ahora se, puta que grande la UC”