A mi Gorda Bella.


(Relato dedicado a todos los buenos y malos momentos que he pasado jugando a la pelota)

No recuerdo en que año, ni en que momento, pero si que fue muy temprano cuando nos conocimos, mi viejo insistía que debíamos conocernos al momento de dar mis primeros pasos, para que así camináramos juntos toda una vida. Es así que nos presentaron, dicen que fue amor a primera vista, yo también así lo creo.

Tengo la sensación que hemos estado juntos toda mi vida y desde ahí todo en torno a ti a girado. Mis primeros amigos los conocí gracias a ti y fue lo que más me unió a mi viejo desde los primeros años de mi vida. Por ti, querida redonda mía, me pasaba todos los recreos en el colegio corriendo detrás de ti, dejando mis tareas para salir a jugar contigo, en el barrio desde chico me gane muchos retos por culpa tuya, por no llegar a tomar once por estar jugando contigo. Eres una chica coqueta, pues todos mis amigos morían por ti, todos querían arrebatarte de mis pies y yo hacia lo imposible para que así no fuera, en ocasiones te ibas con otros, pero al rato volvías.

He ido creciendo y aun seguimos unidos, soy capaz de perderme carretes por estar temprano al otro día contigo, he dejado de hacer muchas otras cosas por pasar 90 minutos a tu lado. Sufrí cuando el doctor me dijo que tal vez deberíamos separarnos de por vida, me sometí a cirugía y solo fueron cuatro meses que estuvimos separados, nos volvimos a encontrar y fue para celebrarlo, con mi equipo levantamos una copa, 3 veces inflaste las redes ese día. Me he fracturado y desgarrado por ir tras de ti, pero lo haría mil veces, pues todos los problemas pasan a un segundo plano cuando estoy 90 minutos contigo.
He sentido el sabor amargo de la derrota, pero el placer infinito de la alegría de una vuelta olímpica, quiero seguir jugando al fútbol todos los días de mi vida.