Más allá del miedo y la esperanza.

Acá estoy, más cagao que palo de gallinero, esperando por el día aquel, en que me enfrentare la comisión examinadora de mi examen de grado (valga la redundancia). Nunca antes en mi vida había sentido tan amplia mezcla de sentimientos y sensaciones diferentes, por un lado una ansiedad que ni se las explico y ganas de que llegue el día, mis esperanzas depositadas en dar mi mejor esfuerzo. Por otro lado, estoy más nervioso que la cresta, porque la cuestión no es chutear y abrazarse.

Bueno siempre supe que al entrar a esta bendita carrera llegaría este momento, aunque nunca antes había dimensionado lo que era esta situación, pese a todo lo que había escuchado de ella. Es cuando uno se pregunta porque chucha decidió estudiar esta weá, nadie me puso una pistola en la cabeza para que lo decidiera, pero bueno ya es tarde (demasiado) para echarse pa atrás, por lo tanto a hacerle frente a la situación y como diría el señor de los billetes de 10 lukas “A la bordaje muchachos, la contienda es desigual…” lo demás ustedes ya lo saben (supongo).

El otro día, mientras hacia esfuerzos por dormir, me puse a ver una película de Steven Segal, de aquellas típicas en que el actor en comento quiebra cuellos a destajo y le dispara a todo lo que se mueva. La verdad es que la película no es ni una joya del séptimo arte y por lo mismo es extraño que a uno lo marquen este tipo de películas. Pero debo señalar que Stven en un dialogo se mando una frase, chanta o no, que me cae de perilla en este momento, en una conversación con su compañero de departamento del escuadrón antibombas el dice lo siguiente: “Hay que estar más allá del miedo y de la esperanza…”. No es frase digna de un filosofo, pero caramba que me quedo dando vueltas.

Por ahora solo queda repasar e intentar mantener la calma, juntar fuerzas, para que aquel día pase lo que tenga que pasar.