
Donde el Diablo Perdió el Poncho.
Mas de alguna vez hemos escuchado esa frase que se utiliza para hacer referencia a un lugar que queda a la cresta del mundo o que tal vez es muy poco probable que visitemos. Partiendo de esa frase me acorde del pueblo de Espinar, un poblado que esta perdido en el medio de Los Andes Peruanos y que tuve la oportunidad de conocer el verano del 2001.
De cómo llegue por esa latitud, la verdad que fue pura coincidencia, con mi grupo de amigos nos dirigíamos al Cuzco vía terrestre, lo cual es toda una travesía. En mi grupo contábamos con la presencia de un gringo, quien como todo gringo que se precie de tal andaba con su típico librito turístico del país que se visita. De esos grandes y cototos, como de 500 paginas, que salen cosas del país que ni la propia gente que vive ahí conoce. Hasta ese momento yo pensaba que esos libros -símiles a nuestra querida turistel- eran infalibles, que nada dejaban fuera… pero ese libro no contenía nada, pero nada del pueblo de Espinar, ni en el mapa, ni una pequeña referencia, nada. Si han caído imperios como no se iba a caer uno de esto libros.
Si bien el pueblo es pequeño y no da para quedarse más de unas horas, horas que estuvimos parados porque nuestro bus tenía que arreglar unos problemas con el eje delantero, puedo decir que dentro de su sencillez era un muy lindo lugar, casas de adobe y calles de tierra y barro, el vecino de al frente la majestuosidad de los Andes, a 3 mil metros de altura, la paz que se podía respirar ahí era fenomenal, el aire totalmente puro, de ese que al respirar te congela las vías respiratorias… sin duda una sensación agradable.
Tal vez el diablo aun no pierde el poncho en Espinar, pero ese es hasta el momento, el lugar mas recóndito de la tierra en que he estado.